Generalmente pensamos que los niños que tienen padres de dos nacionalidades diferentes serán bilingües a ciencia cierta, fácilmente, sin esfuerzo. La leyenda cuenta que basta con que cada uno de los orgullosos padres le hable a su hijo en su lengua materna y voilá!
¡Y un pimiento moruno ! Siento decepcionar a los que penséis así (no os lo toméis a mal) pero las cosas no son tan fáciles como nos las pintan teóricamente.
Transmitir mi lengua materna esta resultando una batalla, larga, difícil y muy cansina.
Sí, he ganado muchas batallas pero esto es un trabajo de fondo y no se puede uno relajar ni un momento. Por supuesto, es también extremadamente satisfactorio y desde mi punto de vista una necesidad, una evidencia. Una de cal y una de arena.
Cuando nació mi hijo empecé con ilusión la transmisión de mi idioma materno (que sería también el suyo puesto que estaba destinado a ser bilingüe).
El método que apliqué (si se le puede llamar método) fue simple, hablarle exclusivamente en español, leerle libros y ponerle música de mi infancia.
Según mi propia experiencia y lo que he podido observar en familias mixtas con circunstancias similares a las nuestras, los niños atraviesan las fases siguientes:
Entre 0 y 18 meses babean y gritan con alegría en los dos idiomas ( eh, ¿qué esperabais?)
A partir de 18 meses empiezan a hablar y reparten su escaso y repetitivo vocabulario entre los dos idiomas sin predominio de uno de ellos y según una lógica que nunca he logrado entender. Pienso que eligen las palabras que les gustan más o que pueden pronunciar fácilmente.
Llegados a este punto los padres nos confiamos y pensamos que lo del bilingüismo esta chupado. Gran error.

Hacia los 3 años, los niños empiezan a la escuela y ese cambio importante suele provocar un retraso o un bloqueo del aprendizaje del idioma minoritario.
En nuestro caso fue un verdadero "black-out". Mi hijo manifestó un rechazo absoluto a expresarse en español y aunque entendía todo lo que yo le decía, respondía sistemáticamente en francés. Este rechazo es, generalmente, la manera que tienen nuestros hijos de decirnos que no quieren ser diferentes de los demás, quieren integrarse en el grupo y no sobresalir.
Por supuesto, hay que seguir persistiendo aunque hablar con una persona que te responde sistemáticamente en otro idioma es difícil y desalentador además de muy cansado. En este momento, se corre el riesgo por dejadez o por fatiga de utilizar el idioma mayoritario y mandarlo todo al traste.
A esto se añade el factor "emotivo", me explico, en mi humilde opinión nuestra lengua materna esta estrechamente relacionada con los afectos, con el amor. Consciente o inconscientemente, sentimos que el rechazo de un niño que no "quiere" hablar en nuestro idioma significa que no nos quiere o no lo suficiente para hacer "un esfuerzo".
¿Qué hacer? Mostrar al niño que hay muchos niños en su situación, que ser bilingüe es una oportunidad, que hablar otro idioma es "tener poder", dejará así de sentirse diferente para sentirse especial.

Os recomiendo encarecidamente los talleres de idiomas (o grupos de juego) sobre todo si aplican métodos pedagógicos basados en la transmisión por medio del juego, de las canciones, del teatro. Los niños de esta edad van a la escuela, si les añadimos una escuela en español el riesgo de rechazo es elevado.
Si en vuestra ciudad no hay talleres de este tipo (a mi viviendo en París me costó muchísimo encontrarlos) también es posible organizar grupos de juego con niños de vuestro entorno. De hecho, el taller al que asistió mi hijo empezó de esta manera.
Estos talleres son estupendos para los niños pero también para los padres que pueden compartir sus inquietudes con otros padres que están en una situación parecida.
Entre las dudas mas frecuentes están las siguientes: ¿Lo estaré haciendo bien?;¿Es culpa mía si el niño no quiere hablar en mi idioma?;¿Debo obligarle?;¿Castigarle?
Con esta edad es importante ser consciente que el rechazo es normal y que obligar a un niño puede tener el efecto contrario, es decir que el rechazo se instale perdurablemente, en otras palabras, se obtienen mas resultados con miel que con fiel.
En nuestro caso, mi hijo empezó los talleres con 3 años y medio. El cambio no fue inmediato pero si espectacular. Cuatro meses mas tarde, de regreso de vacaciones con los abuelos, en el aeropuerto me dijo las primeras frases en español, es sin duda alguna, uno de los momentos mas felices de mi vida.
Entre 4 y 6 años se atraviesan altibajos. Lo que me queda claro es que utilizar el segundo idioma sí les cuesta esfuerzo y que cuando están cansados (antes de las vacaciones, cuando hace mucho frio o han estado malos) les cuesta más y tienen tendencia a dejarse llevar por la facilidad.
A esta edad generalmente el niño tiene un conocimiento pasivo excelente, entiende todo y tiene una tendencia clarísima y a veces descarada a utilizar el segundo idioma con fines digamos "mercantiles", en otras palabras, que cuando ha hecho alguna trastada o quiere algo, sacará a relucir su mejor español. He observado que también utilizan voluntariamente el segundo idioma cuando tienen problemas de "cuore" o conflictos con los amigos (" mamá es que hay una chica en el cole que" y hasta aquí puedo leer...)
A partir de 6 años la adquisición de la lectura afianza el uso del segundo idioma, sobre todo el vocabulario, una palabra que hemos oído, se grava en nuestra memoria cuando la vemos escrita. Os aconsejo iniciar a los niños a leer al mismo tiempo en todos los idiomas que hablen. Yo no lo hice porque me dieron el consejo de esperar a que mi hijo supiese leer en francés y el resultado es que nos esta costando porque la pronunciación es muy diferente.
A partir de 7 años, que los franceses llaman la edad de razón ( l'âge de raison), cuando nos hablan en el idioma "mayoritario" se les puede pedir, con amor y cariño, que lo hagan en nuestro idioma. Yo decidí también que en mi casa, los DVD de dibujos, películas y los juegos serian exclusivamente en español. Esta medida que sirve para contrabalancear la omnipresencia del idioma mayoritario ha dado resultados muy positivos sobre todo he notado un vocabulario mas rico y variado. Pienso que esta decisión no depende de la edad y se puede adoptar desde el principio.
Mi hija tiene ahora un poco mas de dos años y estamos en la fase en la que se expresa en los dos idiomas (parcamente todavía) pero sin orden ni concierto. Por poneros un ejemplo, cuando tiene sed pide "agua", cuando salimos se pone el "manteau" (abrigo) y los zapatos (o como diría ella los "sapato"), la carne es "chichi" y el queso, queso (¿qué es eso de "fromage"?).
Lo que tengo claro es que en septiembre empezamos los talleres.
Y vosotros, ¿vivís en una familia bilingüe ? ¿ habéis sido niños bilingües ? ¿cuál ha sido vuestra experiencia?
NB: Este post es el fruto de mi experiencia personal que comparto con vosotros, en ningún momento he pretendido "sentar cátedra" (no tengo ni los conocimientos, ni la voluntad) sino abrir un dialogo con aquellos que estáis en una situación parecida o con los que este tema pueda interesar.